Lab#4 Balmaceda Visual: Cómoda ignorancia, Incómoda consciencia

28 septiembre, 2022

Lab#4 Balmaceda Visual: Cómoda ignorancia, Incómoda consciencia

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Lab#4 Balmaceda Visual: Cómoda ignorancia, Incómoda consciencia

Galería de Arte

Lab#4 Balmaceda Visual: Cómoda ignorancia, Incómoda consciencia

Diego Argote – Michelle Bravo – Sofía Guzmán S. – Nicolás Fuentes

Milena Moena – Carla Motto – Carlos P. Muñoz – Vanya Sepúlveda – Paula Lizama

En esta cuarta muestra de nuestros Laboratorios Balmaceda Visual, les artistas realizaron una propuesta inmersiva, con un recorrido que intenta recoger hasta lo más íntimo de la cotidianeidad de un hogar, sus fisuras personales y políticas

— La exposición estará abierta hasta el 04 de noviembre, de lunes a viernes de 17.00 a 20.00 horas, en la Galería Metropolitana de BAJ RM, (Av. Balmaceda #1215, segundo piso), metro Cal y Canto. —

¿Cómo iniciar un viaje sin sentirse afligide en tiempos convulsos, nerviosos, irritables y peligrosos? ¿Cómo dialogar con tanta aspereza? ¿Cómo encontrarse nuevamente, si el sueño se ha dislocado? ¿Cómo, seguir avanzando en este país desfigurado, herido, mutilado, agrio, corrompido, amasado, estremecido? ¿Cómo mirar a quienes han sido encarcelades, a quienes le arrebataron la mirada y el suspiro? ¿Cómo seguir, si nos sentimos desierto? ¿Cómo seguir en este camino agrietado? ¿Dónde habitamos? ¿en la ignorancia, en la conciencia? ¿Comodidad o Incomodidad? ¿Cómo lo habitas? ¿Dónde habitas? ¿Cuál es tu miedo? ¿Cuál es tu mayor tristeza? ¿Pública/Privada? ¿Cuál es tu hogar, lo tienes? ¿Te sientes fuera de lugar, sin ánimos, desolación constante? ¿Cuál es tu deseo, tu cicatriz?

Bajo estas preguntas sísmicas, reflexiones continuas y colectivas, trenzados y destramados, escrituras expansivas, bitácoras insurrectas es que, brota la necesidad de expresar la rabia, el aislamiento, el daño crónico, la perpetua lágrima, la resistencia, la obsesión, la agitación, impulsión, la muerte que advierte y devela la traumática visualidad de les artistas en una exhibición que responde en conjunto, como una sola; a todos estos dolores cruzados de Milena Moena, Carla Motto, Michelle Bravo, Carlos Palma, Vanya Sepúlveda, Paula Lizama, Nicolás Fuentes, Diego Argote y Sofía Guzmán.

Aquí, se presenta Quemar el miedo, obra colectiva que pertenece a Moena-Motto, y que toma como referencia la frase del colectivo LasTesis para dar énfasis a un manifiesto performático que dialoga con el límite entre el espacio íntimo y el espacio público de manera potente. Nace en Ciudad de México colocando la cuerpa a rostro cubierto de manera poética, política, desobediente e incendiaria, asimismo, increpa a la ciudad con una sísmica luz neón de inflamatoria expresión, invitándole a transformar urgentemente el miedo y a derribar furiosamente de una vez, lo que, históricamente se nos han impuesto.

Asimismo, Hambre para mañana de Michelle Bravo deviene del placer fugaz y la adicción; se presenta mediante una instalación: un carro de supermercado que contiene paletas de tarjetas de crédito de caramelo que incita a la ciudadanía a entrar al juego violento del poder comercial, amarrando y produciendo una momentánea satisfacción a las personas cuyo deseo convoca causa y consecuencia.

Por otra parte, Contradicción post academia de Carlos Palma es una declaración/instalación de abismo y cumbre de considerables expresiones, sentires y caminatas en un tiempo actual, real y periférico que ha sido tachado por un fatídico momento social y político, un anhelo rugoso, estriado, una desesperación materializada bajo un marco magullado por el tiempo, de disimiles molduras que enraman y enmarcan una memoria contada por un televisor crucial que se pierde entre velos de incomprensión, y que, eventualmente, se esfumaran.

Conjuntamente, Bendita mi muerte que causa mis letras de Nicolás Fuentes y Diego Argote, instalan y trasladan, de un espacio a otro, la herida estremecida y colectiva de un jardín biográfico; en donde brotan cartas que agitan, como pasto, la tormentosa mente que incita a una resistencia afectiva y política; mientras que emergen perecidas malezas de la grieta, resguardando una acontecida silla.

Seguidamente, Donde parezco en calma de Vanya Sepúlveda, expone y oculta, oculta y expone; íntimamente la sábana del llanto, la memoria y anhelos. Es la esquina de su habitación que genera sismos y que comparte con la otredad, invitando a que se constituya esa otra mirada como parte de la trama y urdimbre de la evocación más íntima. Enfrentándose, afectuosamente, con la obra Rompecabezas de Paula Lizama cuyo proceso se enmarca en la historicidad melancólica y colérica de un cuerpo familia mediante un juego compilatorio y potente que permite la participación truncada del espectador-lector ante una búsqueda de una memoria biográfica y autobiográfica carcomida por la violencia dictatorial, cuya caminata se desvía y une entre lo abrumador y la recuperación, un anhelo amoroso de ver y sentir, una esperanza cercana y lejana.

Finalmente Pantalla, de Sofía Guzmán, consiste e insiste en el uso precario de una materialidad flexible y manipulable que se va desplegando por todo el espacio expositivo, determinando y movilizando, lo público e íntimo. En cada pasaje le espectadore observa este eje principal y corporal en su textura y materia que acaece fijeza y lasitud. Estos paneles son a la columna vertebral, un signo/símbolo en cuestión, que nutre y desnutre su extensión, es la vertebra que resiste y desiste estas memorias yacidas en fisuras, ¿un hogar? Un hogar que alude al placer y displacer. De trastornos constantes, de una ansiosa contradicción que, desbordada en deseos cómodos e incomodos, lo transforma, en un cálido o indiferente lugar. Aquí, el hogar deviene molotov que detona conciencia o ignorancia. Es, quizás, el nuevo pánico que estalle una conciencia colectiva o se estanque individual. El QR como guía intrínseca y sonora (bajo la autoría de Nicolás Fuentes), de un nuevo o añejo despertar, una nueva cruzada.

¿Podremos, soñar nuevamente?

                                                                                                               Diego Argote, septiembre 2022

[ GALERÍA DE OBRAS ]

 

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Cuándo:

Diego Argote – Michelle Bravo – Sofía Guzmán S. – Nicolás Fuentes

Milena Moena – Carla Motto – Carlos P. Muñoz – Vanya Sepúlveda – Paula Lizama

En esta cuarta muestra de nuestros Laboratorios Balmaceda Visual, les artistas realizaron una propuesta inmersiva, con un recorrido que intenta recoger hasta lo más íntimo de la cotidianeidad de un hogar, sus fisuras personales y políticas

— La exposición estará abierta hasta el 04 de noviembre, de lunes a viernes de 17.00 a 20.00 horas, en la Galería Metropolitana de BAJ RM, (Av. Balmaceda #1215, segundo piso), metro Cal y Canto. —

¿Cómo iniciar un viaje sin sentirse afligide en tiempos convulsos, nerviosos, irritables y peligrosos? ¿Cómo dialogar con tanta aspereza? ¿Cómo encontrarse nuevamente, si el sueño se ha dislocado? ¿Cómo, seguir avanzando en este país desfigurado, herido, mutilado, agrio, corrompido, amasado, estremecido? ¿Cómo mirar a quienes han sido encarcelades, a quienes le arrebataron la mirada y el suspiro? ¿Cómo seguir, si nos sentimos desierto? ¿Cómo seguir en este camino agrietado? ¿Dónde habitamos? ¿en la ignorancia, en la conciencia? ¿Comodidad o Incomodidad? ¿Cómo lo habitas? ¿Dónde habitas? ¿Cuál es tu miedo? ¿Cuál es tu mayor tristeza? ¿Pública/Privada? ¿Cuál es tu hogar, lo tienes? ¿Te sientes fuera de lugar, sin ánimos, desolación constante? ¿Cuál es tu deseo, tu cicatriz?

Bajo estas preguntas sísmicas, reflexiones continuas y colectivas, trenzados y destramados, escrituras expansivas, bitácoras insurrectas es que, brota la necesidad de expresar la rabia, el aislamiento, el daño crónico, la perpetua lágrima, la resistencia, la obsesión, la agitación, impulsión, la muerte que advierte y devela la traumática visualidad de les artistas en una exhibición que responde en conjunto, como una sola; a todos estos dolores cruzados de Milena Moena, Carla Motto, Michelle Bravo, Carlos Palma, Vanya Sepúlveda, Paula Lizama, Nicolás Fuentes, Diego Argote y Sofía Guzmán.

Aquí, se presenta Quemar el miedo, obra colectiva que pertenece a Moena-Motto, y que toma como referencia la frase del colectivo LasTesis para dar énfasis a un manifiesto performático que dialoga con el límite entre el espacio íntimo y el espacio público de manera potente. Nace en Ciudad de México colocando la cuerpa a rostro cubierto de manera poética, política, desobediente e incendiaria, asimismo, increpa a la ciudad con una sísmica luz neón de inflamatoria expresión, invitándole a transformar urgentemente el miedo y a derribar furiosamente de una vez, lo que, históricamente se nos han impuesto.

Asimismo, Hambre para mañana de Michelle Bravo deviene del placer fugaz y la adicción; se presenta mediante una instalación: un carro de supermercado que contiene paletas de tarjetas de crédito de caramelo que incita a la ciudadanía a entrar al juego violento del poder comercial, amarrando y produciendo una momentánea satisfacción a las personas cuyo deseo convoca causa y consecuencia.

Por otra parte, Contradicción post academia de Carlos Palma es una declaración/instalación de abismo y cumbre de considerables expresiones, sentires y caminatas en un tiempo actual, real y periférico que ha sido tachado por un fatídico momento social y político, un anhelo rugoso, estriado, una desesperación materializada bajo un marco magullado por el tiempo, de disimiles molduras que enraman y enmarcan una memoria contada por un televisor crucial que se pierde entre velos de incomprensión, y que, eventualmente, se esfumaran.

Conjuntamente, Bendita mi muerte que causa mis letras de Nicolás Fuentes y Diego Argote, instalan y trasladan, de un espacio a otro, la herida estremecida y colectiva de un jardín biográfico; en donde brotan cartas que agitan, como pasto, la tormentosa mente que incita a una resistencia afectiva y política; mientras que emergen perecidas malezas de la grieta, resguardando una acontecida silla.

Seguidamente, Donde parezco en calma de Vanya Sepúlveda, expone y oculta, oculta y expone; íntimamente la sábana del llanto, la memoria y anhelos. Es la esquina de su habitación que genera sismos y que comparte con la otredad, invitando a que se constituya esa otra mirada como parte de la trama y urdimbre de la evocación más íntima. Enfrentándose, afectuosamente, con la obra Rompecabezas de Paula Lizama cuyo proceso se enmarca en la historicidad melancólica y colérica de un cuerpo familia mediante un juego compilatorio y potente que permite la participación truncada del espectador-lector ante una búsqueda de una memoria biográfica y autobiográfica carcomida por la violencia dictatorial, cuya caminata se desvía y une entre lo abrumador y la recuperación, un anhelo amoroso de ver y sentir, una esperanza cercana y lejana.

Finalmente Pantalla, de Sofía Guzmán, consiste e insiste en el uso precario de una materialidad flexible y manipulable que se va desplegando por todo el espacio expositivo, determinando y movilizando, lo público e íntimo. En cada pasaje le espectadore observa este eje principal y corporal en su textura y materia que acaece fijeza y lasitud. Estos paneles son a la columna vertebral, un signo/símbolo en cuestión, que nutre y desnutre su extensión, es la vertebra que resiste y desiste estas memorias yacidas en fisuras, ¿un hogar? Un hogar que alude al placer y displacer. De trastornos constantes, de una ansiosa contradicción que, desbordada en deseos cómodos e incomodos, lo transforma, en un cálido o indiferente lugar. Aquí, el hogar deviene molotov que detona conciencia o ignorancia. Es, quizás, el nuevo pánico que estalle una conciencia colectiva o se estanque individual. El QR como guía intrínseca y sonora (bajo la autoría de Nicolás Fuentes), de un nuevo o añejo despertar, una nueva cruzada.

¿Podremos, soñar nuevamente?

                                                                                                               Diego Argote, septiembre 2022

[ GALERÍA DE OBRAS ]

 

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