Ignacio San Martín Godoy – Aylen Ayala Fuentes – Constanza Caba Goldschmidt – Christine Hoffman – Isidora González Kukulis
La tercera muestra de LABS 2024 – UTOPÍA/DISTOPÍA convoca a 5 jóvenes artistas para reflexionar sobre el afecto y la memoria, desde una perspectiva cercana y familiar, abordadas de manera abstracta e indirecta.
La exposición estará abierta hasta el 9 de octubre de 2024, de martes a viernes de 17.00 a 20.00 horas, en la Galería de BAJ RM, (Av. Balmaceda #1215, segundo piso), metro Cal y Canto.
· Texto curatorial ·
Esas otras imágenes
Una cortina se mueve ligeramente, pero tal vez es solo el viento.
Cada tanto se abre dejando entrever una astilla de ese secreto y se queda así, en un instante suspendido (de esos que quitan el aire), antes de volver a encerrarlo.
En otro lugar la mirada interroga frontalmente la cámara; cuatro segundos recuperados, cuatro eternos segundos que se e s t i r a n e x t i e n d e n d i l a t a n atravesando el tiempo perdido, añorando el contacto.
Diminutos recuerdos, ventanitas que se asoman a una historia que pertenece solo a ratos, que se entreteje o ‘entreborda’ fragmento junto a fragmento, reconstruyendo momentos que no se han habitado del todo, pero que se completan, adivinan, imaginan?
Un gesto queda atrapado en su imagen distorsionada y lo camufla ocultando el cuerpo, temeroso de afecto. Permanece ahí, confinado en ese reflejo negro que disimula el deseo de roce, de intimidad y se desvanece dilatando el encuentro.
La presión justa, movimientos precisos, unos dedos que insisten.
Se saben, se conocen; se desplazan sobre ella marcándola a fuerza de repetición, memorizando su consistencia, su textura. Una historia traspasada de cuerpo en cuerpo y pese a que crece y cambia, también se agarra y resiste.
Como en un parpadeo, uno tras otro, cada uno de estos pequeños gestos nos revelan aquello que tantas veces pasamos por alto. Son esas otras imágenes que no nos atrevemos a mirar directamente, pero que se nos cuelan por el rabillo del ojo y nos sorprenden. Esas otras imágenes, esos afectos que nos interpelan, animándonos simplemente, a ver.
Mónica Bengoa | Artista Visual
· Artistas ·
Aylen Ayala Fuentes
La memoria como materia viva en constante cambio, como un contenido de hechos e historias que se desarrollan a lo largo de la vida que construimos nosotros y que construyen otros con diferentes experiencias e intercambios. La memoria como lo que reserva recuerdos duraderos directamente influenciados por el entorno.
Los recuerdos a través del tiempo adquieren nuevas perspectivas y significados, pues maduran volviéndose más claros o en algunos casos, casi como si estuvieran en una prensa o tortura constante, se desvanecen o fragmentan lentamente.
La masa madre, al igual que la memoria, se alimenta a través del tiempo, ya que varía y fermenta, ¿qué pasa cuando no se alimenta? Contenida y presionada por elementos exteriores, que en este caso el alzaprima simboliza, la masa madre resiste, insiste y persiste.
En esta muestra, esta masa cruda es la madre, el origen, una raíz que permite extensiones y desplazamientos para existir en nuestro presente, y en la repetición de los panes cocinados en el horno.
Quienes comen los panes en presencia de una masa madre que está condenada a pudrirse en hongos o ser aplastada, podría ser una ironía, o quizás, una rebelión al destino de esa muerte, para así la masa madre horneada pueda instalarse en lo más profundo de nuestro organismo. En este caso, la acción de comer cien panes grabados con la palabra “Hecha”, “masa”, Madre”, es conservar e incorporar de forma colectiva en un acontecimiento específico, aquel contenido de fermentación y palabras que no solo estarán nuestros recuerdos, en el mejor de los casos, sino que estarán directamente en nuestro cuerpo.
Hecha Masa Madre 2024
Instalación I. Estructura prisma rectangular metálico, alzaprima y masa madre
Instalación II. Bandeja metálica y cien panes de masa madre con palabras grabadas Ensamblaje de fierros, metal, vidrio y masa madre Dimensiones variables
Isidora González Kukulis
La obra que presento en LAB 3 nace a partir del archivo fotográfico de mi abuelo paterno, donde se documentan las vacaciones de mis abuelos entre los años 1983 y 1986 en diapositivas a color. Norma, mi abuela, quien muere un mes antes de mi nacimiento, se torna en la figura central de esta obra, ya que su imagen perdura en mi memoria a través del relato hablado y de las fotografías que conozco de ella.
Decidí trabajar con la cianotipia para transferir una de las imágenes de diapositiva a blondas de encaje, usualmente ocupadas para tortas, armando un lienzo construido a partir de estos fragmentos. La imagen queda calada por la trama de estos frágiles papeles, dejando partes de la fotografía sin transferir. Cada una de estas blondas se une a través del bordado, ocupando la trama calada como punto de sujeción entre ellas.
Mi intención e interés a partir de esta transferencia de la imagen es realzar la pérdida que existe al momento de almacenar recuerdos, así como también la idea de construir un relato a partir de historias y momentos que de alguna forma no me pertenecen. Para mí, así es su historia: una fundamental para la mía, pero que no se conecta temporalmente, más bien he vivido con el recuerdo que otros tienen de ella. Rescatar estos paisajes de sus vidas me hace recorrer su relato y volverlo mio, empaparlo de mis experiencias de alguna forma.
Como segunda parte de esta muestra, también quise exponer el material original de las diapositivas en 3 pequeños visores de 35mm, denotando también la clara temporalidad de las fotografías de un Chile de los 80. Ambos gestos que realizo, van de la mano con la investigación autobiográfica que ahora se urde en mi obra, buscando imágenes que se descalzan, historias que se entregan por trozos, cada uno armando este relato que se construye a través de la multiplicidad de perspectivas familiares en la memoria oral y fotográfica. Entre retratos familiares y el paisaje chileno en plena dictadura, “Una imagen que se desvanece” recorre un relato que aún se va urdiendo, uno que atraviesa generaciones, una memoria colectiva y líquida.
Una imagen que se desvanece, 2024
Isidora González
Cianotipia sobre papel blonda, bordado con hilo
dimensiones: 100 x 120 cms.
Ignacio San Martín Godoy
El signo de potencia en matemáticas es un exponente pequeño ubicado en la parte superior derecha de la base, que indica cuántas veces la base se multiplica por sí misma.
A partir de esta figura matemática, planteo un díptico entre video y pintura, que revela el encuentro de un rostro familiar en una cinta de película ajena y lo evanescente de una imagen en la que los personajes nunca volverán a ser tan jóvenes como en ese momento capturado. La pintura está hecha de pigmentos naturales: cáscara de cebolla, repollo morado y betarraga sobre muro. Por su parte, el video es un fragmento de una película del funeral de Neruda (23 de septiembre de 1973, Chile), en dicho fragmento aparece mi abuelo solo por cuatro segundos, este es el único registro en movimiento que hay, el único archivo para poder saber cómo era su mirada, sin tener que imaginarla en fotos. Si bien solo son 4 segundos, a los ojos de un familiar se vuelven infinitos.
¿Quién me diría a mí que, en un video, en un funeral, en blanco y negro y sin sonido, me encontraría por fin con la imagen en movimiento de mi abuelo?
¿Cuál podría ser la probabilidad de que el internet me regalara entre todos sus archivos, la dicha de ver a mi abuelo por única vez?
Una pintura que se desatura, despigmenta por su tinte natural y lo orgánico aparece velado en su esencia de perecible, una pintura destinada a ser borrada, tapada, desaparecer por el solo hecho de ser pintada al muro. Este díptico retiene vivo un momento y deja ir otro… en ambas piezas, la materia se disuelve. El acto de retener y abrazar lo que está a punto de desaparecer se convierte en un susurro al oído, una caricia al borde de la desaparición. La materia se transforma en resistencia y memoria ante lo inevitable.
El eco de una potencia, 2024
Díptico, pintura y video: Pigmentos naturales sobre pared y fragmento intervenido funeral Pablo Neruda (1973, Chile) 30 segundos, loop.
Dimensiones variables
Christin Hoffmann
“Basium” es una serie de esculturas que reflexiona sobre la tendencia actual a manifestar afecto y relacionarse de forma amorosa a través de dispositivos tecnológicos y aplicaciones. La obra nace desde una investigación en torno a las nuevas dinámicas vinculares, mediadas en gran parte por la tecnología, así como el impacto que tiene la virtualidad en nuestra forma de relacionarnos.
Para realizar esta serie de esculturas se invitó a un grupo de personas a besar el scanner de una impresora como besarían a alguien a quien aman. Estos besos quedan registrados por el scanner como imágenes que capturan y comprimen en un momento el gesto de afecto, las cuales son luego interpretadas por un programa de modelado 3D que lee la imagen y la levanta como cuerpo tridimensional. Estos modelos tridimensionales fueron finalmente impresos y vaciados en cerámica.
La obra es un ejercicio tautológico en torno a la incapacidad de la máquina para recibir, interpretar y transmitir el lenguaje afectivo físico, tan primordial para los seres humanos, pasando en primer lugar por la distorsión del scanner y luego por la distorsión de un software 3D, hasta finalmente llegar a un cuerpo que nos es completamente extraño y que intenta representar un sentimiento incapaz de comprender ni contener. Esta obra pone en valor la importancia del contacto físico, el lenguaje maternal, como uno de los medios principales que usamos para expresar el afecto desde el momento de nuestro nacimiento y plasma la insistencia de las personas a vincularse de forma virtual. Así, desde esta investigación artística colectiva, se evidencian los vacíos que tiene la virtualidad, la cual está supuesta a ayudarnos a conectar, pero resulta insuficiente al no lograr reemplazar cosas tan primordiales como el afecto físico.
La apariencia de la cerámica negra esmaltada imita las pantallas frágiles y cristalinas de los dispositivos tecnológicos que usamos diariamente para relacionarnos con otros individuos, como el celular y el computador.
Basium, 2024
Cerámicas esmaltadas, vaciados de impresiones 3D
Medidas variables
Constanza Caba Goldschmidt
Esta obra surge a partir de preguntas que me hago en torno al origen de la pérdida de memoria que sufre mi abuela en la actualidad. En esta búsqueda, recuerdo un acontecimiento importante que ocurre en la primera infancia de mi abuela, acontecimiento ligado a un secreto que le fue confiado en su primer hogar. Establezco una relación entre este secreto como algo que le enseñó a ocultar cosas de forma tan eficiente, que es ahora su propia mente quién le guarda los secretos a ella. Imagino su memoria como un personaje escurridizo capaz de esconderse entre los pasillos, capaz de esconderle los recuerdos, su historia, así como también las instrucciones para poder realizar las tareas propias de la vida cotidiana.
Utilizo una metáfora entre esta idea del secreto y del ocultar cosas con el acto de cerrar las cortinas de una casa, pensando en esto como una acción que permite resguardar la intimidad del hogar, así como también la intimidad de la mente. Hago entonces un bordado en una cortina con la misma hilacha que se desprende de la tela, de forma que el bordado apenas logra percibirse, aquel compone un texto que revela todo este sistema de relaciones y que además contiene el secreto apenas legible de mi abuela. Esta cortina forma parte de una instalación que busca ficcionar la ventana de la casa en la que mi abuela creció, pero desde el interior de la casa.
Por otro lado, realizo una composición audiovisual a partir de mi encuentro con esta casa, a la que nunca he entrado y ya no pertenece a mi familia, realizo una serie de grabaciones en este lugar pensando en si en esta casa hay algo que haya permitido o facilitado el guardar secretos, si es que la estructura de esta casa es quizás la idónea para poder ocultar cosas. Todas estas grabaciones son hechas desde la calle con una mirilla sobre el lente, lo que me permite también hacer esta relación entre el interior y el exterior, pensando que yo soy alguien que está afuera, que tampoco puede acceder a esa intimidad detrás de las cortinas.
Te voy a contar algo, pero tú no le andes contando a nadie, 2024
Constanza Caba Goldschmidt
Instalación, bordado en tela, ventanas alteradas
Dimensiones Variables
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