Yo, que nunca había escrito más allá de un par de papers de ingeniería para unos ramos de la universidad, llegué de forma aleatoria al lanzamiento de un libro de escritura territorial en el Balmaceda. Lectura de fragmentos por los autores. Emoción de los presentes al escuchar. Palabras de agradecimiento a todos, todas y todes.
Llega el momento del brindis y también de preguntarme: ¿y si también soy capaz de entregar relatos ocultos a lo evidente desde mi propia letra? Trago el sorbo y saboreo la respuesta en mi paladar.