en el fin de la guerra bactereológica, y poco antes del triunfo de la supremacía inmunitaria, emerge entre botellas de vino y hormonas financiadas por el ife, un sujeto que ha venido al puerto a jugar a ser artista y a hacerse hombre.
lámina holográfica de un vasto catálogo de maricones delirantes; escupe palabras como quien hecha el primer sorbo de una lata al piso «pal diablo».
todas quieren que él cuente su historia, porque todas se dicen «históricas». las ignora mientras escribe caminando, evadiendo pacos y marcianekes; moldea con ternura, sin resaca, esas voces agudas, maquilladas, rabiosas, que cuentan sus secretos para sobrevivir siendo tan extrañe a la vista.