En ese entonces recién me tocaba salir del capullo sureño de mi mamá, la que me compartió un poco de su pigmento para encontrar un color que transformara esta secuencia de palabras en el cuento que podrás atravesar.
A todas las mariposas de dos patitas caminantes, danzarinas, rebeldes y quietas.
A las que pudieron ser amigas pero no llegamos a serlo, quemaron sus alitas antes de tiempo.
Ojalá, este cuento te invite a preguntarte: ¿quién quemó…? Espera.
Nadie ha respondido por qué todavía la quema de mariposas está permitida.