Por Katherine Loyola Jiménez

En el contexto del 12° Festival de Teatro de Verano FESTEVE, se presentó en el Teatro Municipal de Valparaíso la obra “Sobregirados” de la compañía porteña El Baúl. Cuenta la historia de un grupo de cinco cuarentones insertados en el sistema, absorbidos y perdidos en él, que buscan una solución facilista a sus problemas económicos sin importar las consecuencias.

Los personajes van apareciendo por goteras, cada uno agregando nuevos ingredientes a la historia y completando la trama y el “plan maestro” que tienen planeado estos decadentes personajes, el que supuestamente les va a cambiar la vida.  Con un ambiente de constante tensión que otorga la mezcla de voces, las luces bajas, y la agitación evidente de los participantes, con exceso de alcohol y drogas en el cuerpo, la obra lleva la violencia al límite bordeando lo molesto para el espectador.

Los personajes, caricaturesco pero verosímiles, ocupan todo el espacio, se mueven a través de él, en ocasiones dan la espalda al público. Con algunos problemas de audio, la acústica del lugar no siempre fue de lo mejor.  

El uso de recursos audiovisuales resulta artificioso y desprolijo, es más bien un exceso que no suma y termina restando continuidad, con imágenes bastantes confusas que aparentemente parecen sueños, pero que no logra adentrarse dentro de la estética tan sencilla con algo tan estrepitoso.

La música durante la obra se entremezcla perfectamente con la puesta en escena y denota una increíble fluidez siendo uno de los puntos más altos de la obra, con un entrecruzamiento magistral que logra la unión por algunos minutos entre todos los personajes bastante disímiles a través del canto, enfatizado por las luces.

El logro de la obra es que nos muestra los vicios de nuestra sociedad: infidelidad, alcoholismo, drogadicción, codicia que lleva a una violencia descarnada y que nos lleva a cuestionarnos el poder que le hemos dado al dinero.