América Despierta de Patricia Israel, reflejo de lo vívido del arte en resistencia Artes Visuales Por Nanda Lobos En 1992 la X Bienal premia por primera vez a una mujer, con el premio a la artista Patricia Israel. Hija de inmigrantes judíos, con antepasados griegos, españoles y rusos. Asume su posición de mujer chilena y latinoamericana, con el fin de visibilizar las manifestaciones de violencia y crimen en la historia de la humanidad a través del arte. En sus obras se rescata este deber de recordar la imposibilidad de hacer justicia en tiempos álgidos. El que haya escogido América Despierta no es al azar entre el mar de obras de Israel, este grabado de colores tan intensos, casi festivos, eran una característica de Israel, que utilizando estas herramientas visuales lograba retratar desde una mira política-crítica los hechos. Sus trabajos poseen una idea, un concepto e historia que guardan un íntima relación con su relato personal y referentes históricos. Tomando en cuenta a su vez este marco político que abraza la obra y la técnica utilizada para concretarla, sin dejar de lado la línea de vida de la autora y sus aportes al arte en resistencia. Esta serigrafía creada en 1972 por Patricia Israel y Alberto Perez, da cuenta de Latinoamérica profunda con sus luces y sombras. Dividida en dos pliegos, muestra un mapa en el que destacan figuras dominantes de la historia, animales como: mariposas, caballos, peces, insectos, aves; alimentos varios, plantas, obrerxs con picotas en sus manos, podemos interpretar la presencia de una fuerza policial y militar amedrentando a una persona, como también si nos fijamos en los colores y simbolos caracteristicos que asociamos con nuestro imaginario social. Al final de este pliego en un costado aparece esta especie de firma, en la que los artistas se declaran geógrafos y aparecen armados con un fusil ante los pies de un continente teñido de vida y represión, representando la unión de dos ejes culturales, Cuba y Chile. El mensaje entregado en América Despierta, se hizo más latente en el marco de la dictadura militar en Chile (1973). Es en este tiempo histórico que la obra se vuelve un ícono de represión y censura dentro del régimen chileno. El 11 de septiembre de 1973 comienza una operación de “limpieza” con la intención de eliminar la presencia de la Unión Popular en el país, desencadenando en una serie de allanamientos, detenciones, torturas y la censura se consideraba como norma. En este contexto el círculo del arte se ve enfrentado a su propia persecución y desmantelamiento. Los militares se arrojaron en la búsqueda de toda obra que aludiera al periodo de Allende, y es aquí donde aparece América Despierta de Israel y Pérez en primera plana de “La Tercera”. En esta imagen se muestra como un grupo de militares quema esta obra frente a las Torres San Borja en Santiago. Después del derrocamiento del gobierno, tanto Patricia Israel como Alberto Pérez entraron en la clandestinidad, haciendo que el recorte de prensa de La Tercera fuera vista como una amenaza inmediata. En ese momento, la vivienda de Israel ya había sido allanada, por lo que, pocos días después de la publicación, la artista tuvo que abandonar rápidamente el país. Al ser un grabado que no era bienvenido en el contexto de la dictadura, desaparece del radar y no es hasta el año 2020 que Paz Moreno, hija de Patricia, recibió un correo procedente de Bélgica, donde una mujer afirmaba tener una de las copias originales de la obra América Despierta. Teniendo en cuenta este crítico panorama de gran ajetreo social político, me llama la atención cómo esta obra marca un proceder en la historia gracias a su suerte situacional, lugar y momento preciso que ayudó a que esta obra influyera y se mantuviera a lo largo del tiempo, encontrándose en nuestra actualidad en el Centro Cultural La Moneda de Santiago en el marco de conmemoración de los 50 años del golpe de Estado civil-militar de Chile, con la exposición “Cómo diseñar una revolución, la vía chilena del diseño” aportando con su presencia a este relato cultural visual de uno de los periodos históricos cruciales de Chile. América Despierta planteó una interrogante esencial en el campo del diseño a escala global: ¿cómo generar diseños de manera que se fusionen el socialismo y la democracia?. Otro elemento a destacar es el profesionalismo para plasmar a través de símbolos y colores realidades adversas de un país. Por este mismo detalle quisiera resaltar la técnica usada en este trabajo, el grabado. El grabado es una forma de arte que implica la creación de imágenes o diseños mediante la incisión, tallado o grabado de una superficie plana, llamada matriz, más en específico se trabajó con serigrafía, que es un método de impresión que permite la creación de obras de arte con múltiples capas y colores, ofreciendo versatilidad en la expresión artística y la reproducción de imágenes. El proceso de hacer un grabado con 13 colores es un trabajo artístico complejo y detallado que involucra varias etapas. Entre ellas la elección de colores hecha por la dupla, encajan formando una armonía tonal, como también permiten que el receptor de la obra aplique estos imaginarios simbólicos construidos por el inconsciente del país, relacionando colores como los verdes y armas. los rojos y obreros, entre otras referencias que abundan en la obra. Los cuales van acompañados de este mensaje implícito que nos entrega Patricia de dominadxs y dominadores. La precisión y cuidado de esta producción recae también en este preciso alineamiento de las impresiones para lograr la superposición correcta y crear la imagen final con la totalidad de colores y elementos, donde Israel y Perez reconocieron la necesidad de esta atención al detalle logrando concretar una serigrafía de 160 x 100 x 3 cm de medidas, con bastante contenido metafórico que podría, pero no es el caso, haber saturado o entorpecido la lectura del trabajo. Es así como América Despierta se establece como figura representativa de este vivir en opresión a través de un contraste alegre en su aplicación y finalización visual correcta a la hora de elección de superposiciones de capas, donde el proceso es laborioso y requiere paciencia y habilidad técnica. Así también cerrar resaltando esta línea discursiva que Patricia Israel desarrolló a lo largo de sus producciones, esta forma tan sensible de documentar y construir su relato histórico personal y hacerlo colectivo.