Por Renata Ag

 

Querido Carlos, no sé bien cómo sea está conversación epistolar. Se supone que te iría a entrevistar a tu casa, pero ya no vives aquí. Me acabo de enterar que volviste al Biobío. No a Conce, sino al campo. ¿Cómo es la vista por ahí? He intentado comprar algo tuyo por años y siempre parece que llego tarde. Es como querer entrevistarte después de una pandemia. Algo similar. 

Aquéllos que nunca nos alejarán del primer valle o playa donde no supimos de nada, pero siempre estuvimos ahí.

Intento conocerte, sacarte el rollo a través de tus poemas. Este fragmento de arriba es de A veces cubierto por las aguas, de una edición de internet hecha en el 2003. 39 poemas que van saliendo de forma azarosa. Cuando no todos veían internet como ahora. Cuando era algo avant-garde publicar por la web. No quiero leer tanto sobre lo que otros escriben de ti. Quiero saber qué preguntas hacerte para cuando llegue el momento de hablarte a distancia. ¿Qué te llamó la atención de internet para querer publicar por ahí? 

 

Paisajes inventados como experiencia sin memoria ni deseo.

 

Leo en tus palabras mucho de arquitectura, ciudad, llanuras. Me pareces un observador del exterior. Hasta ahora no leo tanta emoción. Mis ojos ven esto:

Hace mucho frío. No se sabe si es factible usar estas condiciones para fomentar las relaciones donde se privilegia la mirada posible. La Cruz del Sur actúa como referencia, aunque sabemos que lo que vislumbrado es pasado.

Y es como una bofetada a lo que acabo de escribir. Ouch. Entramando temperatura exterior e interior, igual sigues observando. Me imagino dónde estás, ¿qué tan helado está un día de abril? Sobre vivir allá, ¿cuándo nació esa idea?

En la muerte la dignidad tiene que ver con estar en los últimos actos de la respiración, sin dejar ninguno al azar, y en el mismo momento inspirar el aire del otro espacio donde el caos es preciso.

¿Sigues pensando en la muerte así? Me gustaría saber tus pensamientos sobre la pandemia, el virus y las muertes que hemos tenido que vivir. ¿No te parece que el caos ahora también está más cerca de nosotros? A mí no me parece tan preciso, ¿qué adjetivo le pondrías tú? 

El sol está cayendo y el atardecer está dejando el cielo más claro de lo que estuvo en el día. Desconozco cómo va ir aconteciendo este diálogo. Tengo que confiar en mis instintos, estoy entrando a niveles imaginarios ¿entendí bien ese concepto? Lo leí ahora, 5/39 poemas leídos. ¿Serán suficientes las 432 palabras que llevo hasta aquí? Ya llevaría más de un día hablando contigo si esto fuese cronometrado. Por eso quizás, ya se me está olvidando que tú eres el emisor principal. Espero tu respuesta para seguir leyendo, adiós, 

Renata.

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Renata, buen día.

Me sorprendió intensamente tu carta por el cuidado, y claridad de tus comentarios.

Efectivamente hace poco más de dos años dejé Santiago para radicarme, en mi zona de origen, Biobío, algo al norte del río, en un espacio rural, a poca distancia del pueblo de Santa Fe. 

En relación a tu primera cita:

Aquéllos que nunca nos alejarán del primer valle o playa donde no supimos de nada, pero siempre estuvimos ahí.

Un poema no es posible explicarlo pues como está, es su manera específica de estar. La hermenéutica del mismo es más acerca del código, del lenguaje utilizado, y como el poema se inserta en el espacio en que es leído, visto o escuchado. Se carga con la historia, con la utilización que hace de la lengua quien construye en ese momento o reconstruye. El poema actúa como partitura, suficiente en sí misma, pero ocurre sólo cuando es ejecutada.

Al tú citarlo, lo ubicas con los datos que en este momento manejas, que se refieren a lo que señalo en el primer párrafo, pero que ni siquiera estaban en la imaginación cuando fue elaborado. Sin embargo, la lengua lo permite, y en ese sentido lo transforma en posible: muchas, si no todas, las personas elaboran los modelos o paradigmas en la primera infancia, los que les permiten asentar su individualidad en el entorno. Entre esos está el de la lengua, el espacio, las relaciones afectivas, la conformación del espacio físico (habitación, olores, texturas, sonoridad, clima y geografía). Ese modelo puede modificarse, se modifica, pero actúa como referente, aun cuando se le niegue o aparentemente se olvide. Es ineludible, pero no necesariamente determina toda la percepción posterior, que se engrosa o adelgaza con toda nueva situación cotidiana o extraordinaria que se vive y sueña.

El estar es una forma de no saber, una forma de percibir sin racionalizar o someterse al paradigma, que en esa vivencia se modifica y en ese sentido siempre estamos ahí.

Respecto de INTERNET, puedo hacer algunas acotaciones. La literatura, el poema, o los escritos siempre han estado determinados por el soporte en que se inscriben. Puede ser la voz, arena, piedra, amate, papiro, corteza, arcilla, madera. Ese soporte puede ser fijo o desplegarse de distintas maneras. En ese sentido la decodificación se realiza no sólo con la vista, sino también con el tacto e incluso a través del olor. El soporte determina en cierto sentido la secuencia de lectura, los sectores de atracción y el punto de fuga. En los ámbitos y períodos donde la lecto-escritura prevalece o se privilegia, especialmente desde hace aproximadamente seiscientos años, expandida desde Europa, en la forma de libro en papel y tinta. La expansión y multiplicación de los libros implicó un cambio radical, al crecer exponencialmente su circulación. La determinación de la secuencia de lectura privilegia el desarrollo de un pensamiento lineal, donde se comienza y termina en determinados lugares, a la vez que lo que porta este conocimiento es transportable y acumulable. Este tipo de lectura promueve una forma de pensamiento y percepción.

Cuando aparece la computación personal, más aún con internet, la forma de lectura y de mirar cambia, ya no es necesariamente secuencial y a la vez se pueden tener varias ventanas, simultáneamente, a las que acceder; por lo tanto, la linealidad es menos determinante. A su vez, el formato libro permite cierta unidad de la información que se cierra sobre sí misma. En internet, la navegación puede aparecer sin rumbo o más bien facilita el cambio de perspectiva y áreas de interés.

Cuando se empieza a utilizar esta herramienta, se navega, en cierta medida con un horizonte difuso, donde por algo parecido al azar, el camino se puede bifurcar en forma constante.

En un principio, en computación e internet, se tendió a adoptar el nuevo medio a la forma de acceder a la lectura y vista de acuerdo a como se hacía con los libros impresos, sin considerar las características del nuevo soporte. Es ahí donde aparece la posibilidad de vislumbrar cómo se puede ocupar el nuevo medio, considerando las múltiples perspectivas de este, considerando por ejemplo la posibilidad de incorporar el azar, de construir o manipular las unidades sin que necesariamente se siga una secuencia predeterminada.

Esas fueron las posibilidades que se consideraron para construir un texto que utilizara algunas de las posibilidades del medio. 

Desde muy temprano, una de las preocupaciones persistentes fue entender o acceder a cómo se percibe, cómo un código, en este caso la lengua, construye realidades, que no pueden reproducir, si no es con una creación de otra realidad que es la de la propia lengua. Es en esa situación donde la literatura tiene sentido. No es un espejo, muestra la construcción de ese espejo, con el lenguaje, que pertenece, se modifica y se construye por todos quienes lo utilizan y su desentrañamiento lleva la carga de experiencias de quien lo usa, como la de toda la comunidad, incluidos quienes lo utilizaron, utilizan y también quienes lo utilizarán.  

Por lo mismo, para estar en él, para habitarlo, no es extraño acercarse a los códigos arquitectónicos o biológicos, pues conforman el espacio y los tiempos de ese habitar. De la misma manera que pertenecemos a la naturaleza, pertenecemos al lenguaje, de una manera única, pero con todo y todos.

Gracias por la entrevista Renata

Saludos

Carlos Cociña

 

 

Collage: Renata Ag

Fotografía: Carlos Cociña

 


 

Renata Ag

Si me dieran a escoger entre una gran historia o una gran persona, todavía elegiría la segunda soñando con la primera. Por eso, quizás no puedo dejar historias sin finales y me cuesta todavía aceptar guiones abiertos. Quizás el estudiar cine me hizo más detallista a los acontecimientos, aunque siempre vi las coincidencias con mucho entusiasmo. Nací el 2 de mayo al igual que Catalina la grande, Lilly Allen y David Beckhman. Crecí entre Santiago, Conce, Ñipas, Viamão y Porto Alegre. Y eso no quiere decir exactamente que viví en esos lugares, solo los habité un rato. He trabajado en festivales, organizaciones sin fines de lucro y en un proyecto de moda que busca alternativas para la forma en que nos vestimos.