Un testimonio del fotógrafo José Mogrol

Por Andy Soto y Esperanza Fuentes

Nací en Madrid hace unos cuantos años, en 1968 un gran año. Me crié en la periferia de Madrid, tuve la suerte de ir a un colegio en el centro y ahí me abrió la cabeza. De repente me di cuenta de las cosas que me gustaban, la historia, la geografía, el latín, el griego. Después hice un preuniversitario, y al mismo tiempo siempre tuve relación con los hospitales, ya que mis padres trabajan ahí y es como algo natural, entonces decidí estudiarlo. Me encantaba la filosofía pero sabía que eso no da de comer, entonces fui a clases de oyente porque me encantaba ir a la universidad. Luego me metí más en el rollo de la enfermería, ha sido mi vocación primaria y me encanta, me encanta la urgencia y mi trabajo. La fotografía y las artes en general siempre estuvieron ahí, hice escultura en barro, pintura, si alguien me decía que hacía arte, yo lo observaba y creo que eso tiene que ver con que mi madre dibuja muy bien. Ya en la carrera empecé a tomarle más peso al tema de la fotografía, con un amigo que revelaba análogo en blanco y negro. Siempre continúe con eso, enfermería y un poco de fotografía en plano amateur, hasta que alguien me dijo, ¿me puedes hacer unas fotos de boda? Y dije, coño, voy a tener que estudiar, entonces ahí me lancé y me gustó, y me metí al EFTI a hacer el curso Profesional. Ahí me hice grandes amigos, termine en el master de EFTI. Éramos 14 y todos de Latinoamérica, de Brasil, Colombia, Chile, Noruega, fue muy entretenido porque teníamos muchas inquietudes que queríamos aprender con grandes maestros, entonces estar trabajando y aprendiendo de los mejores fotógrafos y fotógrafas de aquellos tiempos, para mí fue muy bonito. Incluso en EFTI empezamos con el Han, un amigo, una especie de encuentros entre nosotros para mostrarnos las fotos que hacíamos, al principio solo éramos los dos y al mes siguiente ya se venían todos. Luego empecé a trabajar con otros amigos, hicimos un estudio en el centro de Madrid, trabajando algo más comercial. Pero reconozco que si fuese por mí me quedo con el trabajo documental.

Así anduve por la vida, yendo de allá para acá, en Argentina, Europa… Y la primera vez que vine acá a Valparaíso, me encontré con Carolina y Fernando, y me invitaron a Cámara Lúcida que para mí era una pequeña isla en medio de la nada que había entonces, en el 2004 no había muchas cosas de foto, estaban los de la AFI pero algo así más artístico no había mucho más. Y el trabajo de Caro y Fernando, en conjunto y separado era de una delicadeza, de un saber hacer impresionante. La Caro una vez me encontró en la calle, ya éramos amigos, me dijo que le faltaba un profe y ahí empecé a dar clases.

Llegué a Valparaíso a hacer una exposición, iba a ser la primera Bienal de Fotografía de Valparaíso, llegamos y me traje a amigos y expositores argentinos. Estuvimos en la ex cárcel y en el Duoc, en esa oportunidad también conocí a Adriana que es la madre de mi hija. Decidí quedarme naturalmente del ir y venir, el estar en pareja con alguien de acá y la crisis de España… Pues el tema es que veníamos por solo un año, y aquí me quedé.

Comencé algunos proyectos en Valparaíso pero me gustaría hablar primeramente del proyecto infancia que nació del 2006, que debamos clases a niños de la biblioteca Libroalegre, y fue una buena experiencia, mucho aprendizaje. La idea era enseñar a niños, con riesgos de exclusión social, déficit atencional y ese estilo. Entonces, hicimos un modelo sencillo, y hacíamos talleres de blanco y negro, y luego revelábamos en Cámara Lúcida. Cada persona que tenía ganas de hacer un proyecto con niños de exclusión social, nosotros le prestábamos conocimiento y materiales. Y así se fue replicando en Perú, en México, en los campamentos de refugiados en Marruecos, hasta Nepal, India, algunos hemos estado y otros han ido rotando. Ahora no hago proyecto infancia, ya que una de las personas que me ayudó mucho, Andrés Vargas, fotógrafo y galerista, está allá en España.

Otro proyecto es Remphoto, que tiene dos vertientes, nosotros cuando salimos de EFTI, formamos un grupo “Plataforma”. Y en España o te metes a la galería o hay un circuito de bares culturales, uno llamado libertad 8 que lleva muchísimos años. Entonces nos metimos en el camino de los bares, pero siempre veíamos trabajos buenos pero mal terminados, mal enmarcados o mal copiados… Entonces nos fuimos a exponer en Libertad 8, Juan Manuel Castro Prieto que es un laboratorista español nos apadrinó, e hicimos formatos chicos, y seriados, 2 fotos por cada uno y las vendimos todas. Fue muy entretenido, ya que convocábamos mucha gente fuera del circuito artístico. La idea era que ellos pudiesen empezar una pequeña colección. Y pues así con esa idea empezó también RemPhoto, yo conocí muchos artistas en Valpo que me gustan y me he relacionado con ellos como Carlos Silva, Paz Olivares-Droguett, Ana Carla Martínez, Inés Molina y otros tantos. La idea es hacer formatos chicos a precios accesibles, formalizarlos y venderlos. Ahora tengo un lugar de venta en el Mercado Puerto. Es una oportunidad para educar y para hablar, si bien yo no soy vendedor, yo hablo de fotografías, nos pasamos datos, nos conseguimos clientes. Pero claro, uno tiene que pagar arriendo y estas cosas, y por ahí surge los souvenirs fotográficos, y vendemos fotos nuestras a precios super módicos, con cosas de Valpo, como el trole, el ascensor, el pan batido, la empanada, etc.

Además, tengo la oportunidad de dar el ramo “Habilidades para el trabajo” en Enfermería DUOC y ahí insisto en el tema de la humanidad, todos los años hago una especie de diagnóstico, le pregunto a la gente cómo es el trato de los profesionales de la salud. Entonces el profesional es el que da el trato humano, más allá de lo técnico. Yo soy muy técnico en enfermería, me he capacitado y he capacitado a gente, que nos volvemos amigos, y eso dice muchas cosas. A veces falta humanizarlo todo a todos los niveles. Se da mucho eso de “es que yo soy enfermero universitario” y eso de los estatus, cosas que no van más. Se trabaja mucho en equipo, entonces es un tema muy interesante. Y eso pasa también en la fotografía, hay personas muy técnicas, pero yo me centro en la idea de fotografía con los temas sociales, por eso me llamo José Mogrol, mi verdadero nombre es José González, pero José Mogrol es mi alter ego, es ese niño malo, que puede hacer lo que quiera, y que tira para allá, que se mete en donde no debe, y haciendo lo que le sale. Y ha sido una cosa de ida y vuelta, no solo soy el enfermero, aunque si soy super reglado con la enfermería, pero la fotografía me da eso de quiero hacer esto y lo voy hacer, quiero hablar en público y lo hago, voy a dar clases, voy a viajar. Y la fotografía me dio esa oportunidad de viajar. Entonces hay gente muy técnica y me parece genial pero también hay gente como Miguel Uriola, que dejó todo y se marchó a buscar a su amor por todo Europa, entonces la foto y el arte es una herramienta para hacer lo que quieras en la vida.

Creo que debe ser la imagen la que hable. Yo he visto muchas fotografías en la calle, en Uruguay, acá en Valpo, Buenos Aires, Madrid, más que conceptual atrae a cualquiera que pase por ahí, te hace venir, revisar, pararte. Ahí debimos incidir mucho, hay que tener una educación, que haya una apertura que no solamente sea de alguien que sea de un círculo en específico. Juntamos las fotos y hacemos una narrativa visual, por ahí es donde voy, que no tengas que explicar la foto. Si debes explicar la foto no dice nada. Aunque esto genera grandes discusiones.

Las artes en general están contribuyendo a una toma de conciencia colectiva. Aquí lo vemos con el tema del estallido social. Con todo esto que está pasando el Covid, la documentación, los medios de comunicación que dan espacios de premios y reconocimientos pero a la vez no dejan fotografiar y censuran las imágenes. El documentalismo fotográfico, los medios de comunicación, la internet están ayudando a la colectividad. Estoy viendo un programa llamado “un país para escucharlo” que se transmite en España, los que guían el programa salen a la calle y hablan con personas y es lo que necesitamos. Salir, ver las cosas afuera, hacerse un panorama y ver lo que hay. Hay un tema de conciencia social tanto para Chile como para el exterior, las nuevas generaciones son capaces de no tenerle miedo a lo que se viene. Es una catarsis, una curación.

Sueño con muchas cosas, sueño con una justicia social, fundamentalmente redistribuir las riquezas, ver oportunidades para todes. Mejorar el estado de la gente, desde la cultura, la belleza, que se pueda disfrutar de las cosas. Tener la oportunidad de poder hacerlo, que se pueda unificar. Una utopía, pero bueno, las utopías… Y como proyecto personal, poder hacer una exposición individual, con lo que creo, con el estudio, algo que tengo en mente hace tiempo y espero poder concretar.

Andy Soto, fotógrafe.
Esperanza Fuentes, literata y fotógrafa.