Mezcla entre sensibilidad escénica, aborrecimiento político e insurrección

Por Paula Contreras

Balmaceda Arte Joven vuelve con sus sesiones Sonidos de Casa. Esta vez, por medio de un concierto de 18 minutos, nos invitan a re/conocer los sonidos de Insomnia is not dead, proyecto en solitario proveniente de la quinta región. En busca de más información, doy con su canal de youtube y la artista define su arte como: música de mierda con letras depresivas y no tanto con bases de lo que sea, dubstep, witch house, experimental, reguetón, trap, salsa y lo que me salga de la vagina”. 

Teniendo esto último presente, es que su puesta en escena se puede percibir un tanto gutural ya que se juguetea con las penumbras, como si estuviésemos adentrándonos al mundo subterráneo del inconsciente. Así mismo, la cantante presenta una propuesta corpórea, ya que su rostro se encuentra cubierto por una máscara de color blanco que sólo deja al descubierto ojos y labios. Aquella decisión, aparte de quitarle expresión, la convierte en un personaje casi fantasmagórico, como si estuviésemos frente a un ente perteneciente a los sueños el cual es capaz de ampliar los límites de la realidad. Al mismo tiempo, su figura es alumbrada por variadas proyecciones tales como fuego, ondas y distorsiones. Este juego estético visual, es capaz de otorgar a su corporalidad, la capacidad o el poder de transfigurarla en todos aquellos elementos. 

Con su primera canción, La Mafia del gobierno, hace combustión con toda esa indignación acumulada y gestada a partir del actuar de las instituciones, pero reflexionar sólo en el factor político lírico presente en su obra, sería descansar de manera floja en el populismo. Frente a nosotros tenemos a una chica marcada por el desasosiego que, por medio del uso de proyecciones lumínicas, quiere dotar de coherencia a su presentación como totalidad. De esta manera, el mensaje se amplifica de lo verbal a lo sensorial. En un momento de la sesión, el plano se aleja en diagonal y ya no podemos visualizar a nuestra fantasma con claridad. La pantalla no alcanza a inundarse en oscuridad porque en un rincón de la imagen persiste su sombra proyectada en el fuego. Es como ese fulgor presente dentro de cada unx de nosotrxs. Esa pasión que no cesa. Por eso, la contienda terca entre justicia/corrupción, disemina una honestidad que te despierta del mal sueño. 

El entrecruce del agudo dolor del fuego y sus llagas que tienen como anverso la perturbante sensación de desvelo crean un meta relato como base para la presentación, convirtiéndola en un círculo sellado de contienda política. De esta manera, sus letras se sienten como reminiscencias injustas de juicios, sanciones y pactos de poder indisolubles generadores de frustraciones como al paco super dick raptor distroyer le gusta que lo llamen abusa de su pega y no le gusta que lo graben”. 

De manera insultante y rebelde es que se presenta este nuevo sonido. Un forcejeo con la permisividad o represión violenta exacerbada, sobre todo en regiones como Valparaíso, cuna de Insomnia is not dead. También, observar que se trata de alguien joven no más de 20 añosle proporciona a la presentación un carácter más violento, pero así mismo, cercano. Esto último lo menciono a raíz del 18 de octubre, revuelta que logra explotar gracias a las evasiones masivas hechas por estudiantes secundarios. Su proyecto artístico vendría a ser una pierna más de este gran fulgor, por tanto, se comprende como parte de ese todo. 

Interesante es observar como entre medio de todo esto, ella también nos muestra fragilidad. A pesar de que sólo se trate de un solo track, vemos que también ahí existe humanidad, el anhelo de algo no correspondido. Dejar de resistir para sólo sentir. Una vuelta de tuerca inesperada entre tanta disputa, pero ¿quién quiere luchar todo el rato? 

Una artista que emerge de manera voraz muy similar al frío gélido del mar. Pliegues de contradicciones armoniosas las cuales refuerzan la necesidad de artistas solistas jóvenes que busquen decir lo que quieran porque les nace desde su sexo, no hay amo ni yuta que las calle. Su música es otra manera más de redefinir los márgenes de la democracia. Sus letras brotan del balneario que tiene como principal atractivo un congreso con arquitectura siniestra, casi sin alma. 

Por eso, esta artista fantasma existe casi como doble propósito: el primero, abrir las posibilidades para jóvenes las cuales tengan un mensaje político claro y que éstas lo puedan llegar a plantear sin caer en el imaginario de “pendejas insolentes” por el simple hecho de ser menores de edad. Lo segundo, es la complejidad de su concepto. La densidad detrás de su presentación defiende aquella lengua que no para de reclamar. Resiste como canal articulador de manifestación ante tanta desigualdad. Enrostra la desconfianza que se ha establecido a raíz de años de idas y vueltas las cuales no han beneficiado a nadie, sino solo han aumentado la urgencia y necesidad de actuar. A fin de cuentas, este proyecto solista existe acorde a los tiempos de revuelta con una pasión desenfrenada por romper la tradición de la mercantilización. Se convierte en un espacio feminista que defiende la autonomía, rebeldía y autogestión. 

Paula Contreras, socióloga feminista diplomada en moda.