De creaciones y territorio fueguino: Entrevista a Celeste Núñez Bascuñán sobre “Punto y línea en Karukinka” Artes Visuales Por Fernando Huayquiñir Echeverría Proveniente de la ciudad de Valparaíso, Celeste Núñez Bascuñán es creadora visual con distintos trabajos realizados en el área de la pintura, dibujo, dirección de arte y escenografía teatral. Uno de sus últimos trabajos, Punto y línea en Karukinka, es el resultado de una profunda investigación creativa, teórica y práctica que materializa sus inquietudes sobre la historia, memoria de los pueblos y el territorio. Celeste estudió Bellas Artes en la Universidad ARCIS de Valparaíso, y una maestría en Estética y Teorías de las Artes de la Universidad de La Plata. Es además profesora de Artes Plásticas y ha desarrollado talleres de creación con infancia tanto en Argentina como en Chile. Actualmente se exhibe su trabajo La Caja en La Pan Galería, obra que apela a su contexto territorial, a una necesidad del momento desde su experiencia personal. ¿Cuáles son tus (pre)ocupaciones en el proceso creativo? Yo creo que más son mis ocupaciones en el proceso creativo. Me ocupo de ser super coherente con lo que pienso y siento respecto a algo con lo que no estoy de acuerdo, o que me genere emociones que intento canalizar mediante el escribir, dibujar, pintar; algo con el hacer, y siempre trato de experimentar con lo audiovisual, que también me gusta bastante. El cotidiano me dice mucho acerca de lo que me nace hacer. Así me ha pasado con algunos trabajos que son del momento y otros que son sentimientos o sensaciones que me arraigan en el tiempo, en la memoria, que me remueven. Entonces es así, claramente son procesos creativos más largos y que no es tan visceral respecto al resultado, sino que hay una indagación y requieren de una investigación mayor. ¿Procesos un poco más pausados como el proyecto de Karukinka? Bueno, sí. Karukinka tiene que ver con eso, con ese proceso de reflexión, ese tiempo pausado, con una historia, la memoria de un territorio, una experiencia personal también respecto a un tema. Hay un guiño en algunas cosas a las vivencias que uno tiene a diario que te retornan a ciertos temas pasados, que de pronto son recurrentes y están en ti hasta que puedes desarrollarlos. Eso me pasó a mí con Karukinka, porque es un trabajo que nace de otro lado. Nunca se pensó como algo plástico. Jamás. Siempre fue un interés que yo tuve de niña. Recuerdo que estaba en tercero básico y de repente hablan de un pueblo que vivía en pleno frío, en canoas y yo no lo podía creer. Era increíble para mí. Con mi imaginación de niña pensaba que eran gigantes que estaban en una isla muy lejos, en el hielo, en la nieve; y yo como soy de Valparaíso y nunca había visto la nieve, lo encontré increíble quedándome con ese imaginario. Eso lo fui olvidando con el paso del tiempo. Después, cuando voy a estudiar el postgrado a Argentina aparece un tema teórico a raíz de la propuesta que presenté para optar al grado de maestría, mi hipótesis es proponer al punto y línea como matriz del gesto pictórico fueguino. Ahí nace la historia de Karukinka. Fui dos veces a investigar. En un principio nunca se pensó como algo plástico y nació a medida que se desarrollaba el trabajo investigativo, para no quedarme sólo con lo teórico, sino poder traspasar la información a otra plataforma que fuese más accesible para la gente. Me parecía que podía ser un aporte sobre los pueblos de Tierra del Fuego, todo lo que sufrieron, todo lo histórico y cultural del lugar, del enriquecimiento en estas zonas a costa de qué. Bueno, la típica historia de Latinoamérica y los abusos de extracción y matanzas. Siento que no conocemos los pueblos originarios. No tenemos mucha idea de qué hubo detrás de nosotros en este lugar; antes de las ciudades en las cuales vivimos, quiénes estaban atrás. Y esa historia no se cuenta, no se sabe por miles de razones. A mí me parece importante hacer ese rescate territorial, de memoria, de culturas pasadas. Me imaginé que de esta forma podía llegar a más personas. Eso me imaginé. ¿En qué consiste Punto y Línea en Karukinka? La obra es un rescate de texturas que se hizo en una zona de Tierra del Fuego llamada Caleta María. Es una estancia de 400 hectáreas. Los dueños del lugar me cedieron el espacio para poder hacer esta residencia que duró una semana, en la cual fui con Angelo Alvarez (artista visual del Norte) y Rodrigo Torres (audiovisualista de Talcahuano). Extendíamos metros de papel hilado y si estábamos cerca de barro o de arena, sacábamos ese material y lo frotábamos para rescatar la textura que estaba en el pasto, musgo, piedras o árboles. Envolvíamos árboles con papel y raspábamos carbón encontrado en el bosque, porque los árboles se queman por el frío. Otra técnica era mezclar este carbón molido con grasa de animal, quedando un pigmento negro; esto, lo utilizábamos para rescatar elementos que encontrábamos como algas, conchitas de mar, piedras y hojas. Esto último tiene la particularidad del olor a grasa de animal, que es muy fuerte, entonces no se sale. Cuando está exhibido tú puedes percibir el olor, puedes oler la grasa. In situ, te das cuenta de lo que no puedes leer a través de una información escrita: el olor, de cómo ellos tienen que haber olido a grasa mucho tiempo, su cuerpo debió haber dado esa característica. Esta grasa se solidifica rápidamente en el exterior, por lo que a ellos al cubrirse se les formaba una gruesa capa protectora ante el frío. Aquello lo pudimos experimentar haciéndolo, sólo se pudo comprobar en el lugar. Son ventajas o conocimientos que la plástica y el hacer te permiten, no te lo otorga una investigación teórica. Una lectura territorial y una transferencia de conocimiento, en cierta manera, poético. Sí. Siguiendo esa línea de lo poético, esa es la razón de que esté hecho en papel, ya que es un material orgánico, noble y de corta duración si es que no se guarda adecuadamente. La idea de la obra es esa: hacer una analogía respecto al exterminio y el no habitar las tierras de ese lugar, haciendo un traspaso hacia el papel con lo efímero, con la desaparición y exterminio de los pueblos de Tierra del Fuego. En ese sentido, la idea es que el papel desaparezca, que la obra finalmente se vaya deteriorando hasta que sea destruida completamente. En cada exhibición la obra sufre su deterioro y se vuelve distinta. Siempre vas a ver otra cosa. Estos son veintiocho pliegos; el más pequeño mide 48 centímetros y el más grande 6 metros. Esto permite que la obra se adapte al espacio, al lugar donde va a ser exhibido. Por otro lado, hay lugares donde no caben los veintiocho pliegos, entonces ponemos menos. La obra tiene frente y revés, algunos pigmentos traspasaron el papel y también se imprimió por el lado de atrás. Por lo demás, las obras se guardan enrolladas, por lo que el papel queda sobrepuesto y queda con otra impresión. Son varios elementos los que afectan al material y hacen especial a la obra. ¿Qué experiencia te marcó en este viaje y proceso de creación en el territorio fueguino? Bueno, hay muchas experiencias en la construcción de la obra. Hubo un momento en el que íbamos camino a Caleta María (8 o 9 horas de viaje en auto). El paisaje es increíble. Primero porque es una llanura extensa; toda la información que uno tiene en la cabeza se va visualizando y volviendo tangible. Uno leía que los “selknam caminaban por extensas planicies”, ves y dices: por aquí caminaban. Ves familias completas de guanacos. El camino va cambiando porque lo cruza la cordillera, entonces esas llanuras se cierran y aparecen cerros, luego montañas, cordillera y nieve, mucha nieve. En un momento paramos porque todo era blanco. Nos bajamos para mirar eso, porque era impresionante el hecho de que no veías, todo era blanco, no veías si había muralla, montaña, precipicio, nada, por lo que el chofer paró. Nos bajamos y quedamos en silencio un par de minutos porque era realmente increíble. Era indescriptible, inefable sería la palabra. Te sobrecogía. Muchas experiencias similares e intensas tienen que ver con la naturaleza, con estar en un lugar muy alejado y sin conexión. El documental: Existe un documental de la obra llamado Punto y línea en Karukinka, está disponible en Youtube y en la página de Facebook con el nombre del proyecto. Consta de un registro del proceso de construcción de la obra en Caleta María. Por lo demás, hay otro registro audiovisual que consiste en la presentación de la idea del proyecto previo al viaje a la isla, antes del rescate de las texturas. Es bonito porque lo hicimos sin ir al lugar, aparecen dibujos, la narración de la dueña del lugar de Caleta María, gráficas manuales, imágenes de los fueguinos. Es más histórico. Punto y línea en Karukinka se presentará en el Centro Cultural Gabriela Mistral de Villa Alemana (abril, 2021) y en la Galería Homero Martínez Salas de Ovalle (junio, 2021). Fernando Huayquiñir es geógrafo y artista interesado en los cruces de Arte y Territorio.