Por Poirot Escovedo La cantante y compositora Pascuala Ilabaca estrenó recientemente el álbum “Rey Loj” (2015), el más osado y ambicioso de su carrera. No es casualidad que el lanzamiento oficial haya sido en el Teatro Nescafé de las Artes en Santiago, instancia en la que pudo acceder a un nuevo público, lejos de su ciudad de origen. Hace algunos días hizo su estreno en Valparaíso al cierre del Festival Puerto Colores, organizado por Duoc UC. Tras seis discos en tiempo récord, Ilabaca aglomera finalmente todas sus inquietudes artísticas en un mismo título y se reafirma como creadora revuelta, de múltiples esencias e imaginarios. Atrás quedaron los estrenos íntimos y las adaptaciones en pequeño formato, como fueron los casos de sus primeros lanzamientos: el tributo “Pascuala canta a Violeta” (2008) o el étnico compacto de música hindú de “Perfume o Veneno “(2010). La dificultad de este nuevo registro es precisamente su mayor virtud. Es un dar y quitar. Ya no se explota con insistencia la voz apoyada en el acordeón, pero a cambio se consigue un disco orgánico, de hermosos fraseos y melismas vocales, de texturas radicalmente dinámicas entre tema y tema. No es lo típico, pero sigue siendo bello, poético y prometedor. Es una apuesta a la identidad múltiple y a la exhaustividad para hacer encajar relatos misceláneos como pocos lo logran. Realidad y ficción. Sueños y catástrofes. Duelo y celebración. Todos los aspectos conviven en el disco mientras se narran con claridad y estilo. Ilabaca incluyó lo que ya sabía hacer y agregó algo más: autenticidad y estilo propio. Es persistente en cuanto a componer discos long play, pese a los nuevos soportes digitales que ofrecen cada vez más música en formatos cortos. Repite también la idea del single que da nombre al álbum, tal como en “Diablo Rojo, Diablo Verde” (2010) y en “Busco Paraíso” (2012). Por otro lado, la compositora reivindica la edición física del disco con un exquisito cuidado del diseño, en manos de su hermana Danila Ilabaca. Por fuera, la ilustración del Rey Loj (personaje principal del imaginario del disco, mezcla de diablo de la tirana con reloj) del ilustrador Samano Vallejo, y por dentro, el diseño en 3D del mismo. Adicionalmente, un retrato de Pascuala y otros detalles simbólicos. ¿Vale más el tic tac del reloj que el latir de tu corazón? Pascuala interpela al tiempo y al destino por imponer su tiranía sobre los deseos propios. Las horas, minutos y segundos se expresa en la lucha del hombre frente en la rueda de la vida que “si no avanzas te alcanza”, tal como relata el coro de “Rey Loj”, single de este álbum que da nombre al disco. En Santa Caravana aborda los conflictos éticos-religiosos, que para Pascuala no son tales, sino más bien disputas políticas producto de la incomprensión y de la intolerancia. Frente a esta situación, los dioses liberados de una botella gritan y danzan. Sensibiliza sobre la realidad social en “Nubes para los niños”, dedicada a los menores afectador por el incendio del 2014 en Valparaíso, buscando fórmulas para explicarles que en la vida el dolor es una amenaza constante. Lanzamiento en Parque Cultural de Valparaíso En la actualidad, la artista influye íntegramente en todos los aspectos del espectáculo, un deseo que ha quedado de manifiesto algunas entrevistas previas al estreno de Rey Loj. En cuanto a la presentación en Valparaíso, el público que repletó el parque mantuvo la complicidad durante las dos horas que duró el show, pese a que el sol atravesó hasta las venas en todo momento. El concierto comenzó con el repertorio de su último álbum y decantó finalmente en temas bailables de cumbia y ritmos latinos de discos anteriores. Fue una jornada de eclecticismo y calidad interpretativa, tanto de Pascuala, al centro del escenario y frente a su teclado, como de la fauna de músicos que integran su banda. Otro aspecto destacable fue el apoyo de variados recursos escénicos. En la escenografía, un Rey Loj gigante al fondo del escenario, proyecciones visuales, coloridos vestuarios y traducciones de los temas en lenguaje de señas por la agrupación Nerven y Zellen. En un sentido amplio, son valorables los intentos por hacerlo todo en un mismo disco, situación poco frecuente en la música nacional. El reflejo de sus facetas, historias e intereses convergen en un recorrido por el bolero, el soul, la balada, el rock psicodélico, los ritmos altiplánicos, la música hindú y la cumbia, entre otros múltiples pasajes, a través de catorce canciones que tienen de todo un poco.